
El parque resalta la relación Hombre – Naturaleza, que en esta zona se desarrolla al menos tres mil años atrás, como así da cuenta la exposición del museo.
Este sitio se ubica en una zona que desde la Época Prehistórica conecta los tres importantes valles de la zona este de Honduras: Valle de Sula Santabárbara y Comayagua, constituyéndolo en un posible sitio de confluencia de los pueblos que habitaron este sector, y que ahora es territorio hondureño.
Su enorme extensión, rica en recursos acuáticos y rodeada de fértiles tierras, propiciaron el asentamiento de diversas sociedades desde muy cerca del 2000 a C.
De acuerdo a los informes arqueológicos del IHAH el investigador David J. Rue, en los años ochenta, confirmaba la existencia de sociedades preagrícolas que se organizaban en campamentos estacionales a lo largo del lago.
Las primeras noticias de Los Naranjos las publicó Doris Stone en 1934. La afamada arqueóloga estadounidense visitó la comunidad de El Jaral, en donde descubrió la escultura de un hombre pequeño y robusto, de facciones negroides y tallada en roca volcánica; aunque la estatua estaba decapitada, la cabeza se encontraba muy cerca. Stone concluyó que el sitio debía ser una nueva ciudad maya, desconocida para la ciencia. El artículo de Stone llamó la atención del Museo Nacional Danés y la Universidad de Tulane, quienes organizaron una expedición conjunta al mando de Frans Blo y Jens Yde (1936); ambos realizaron las primeras fotografías del lugar y publicaron el primer mapa de Los Naranjos.
Esta región se desarrollo al mismo tiempo que los sitios Mayas de la importancia de Copán. La exposición es una muestra muy significativa de la cerámica circundante. De entre todos los objetos expuestos vale destacar:
• La cabeza de serpiente tallada en el cetro o lanza dardos.
• La Chichera, cuyo tamaño y pigmentación son evidencia de la calidad de la técnica alcanzada en la producción de cerámica.
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